lunes, 30 de julio de 2007

Viva China

¡Buenos días para todos! O buenas tardes ya, que con eso de que aquí ya es de noche me despisto con una facilidad…jeje En fin, como os dije esta semana he tenido exámenes así que no he hecho prácticamente nada en estos días. La única excursión que hicimos fue al Museo de Pekín (tremendo) y luego ya durante el fin de semana he visitado Shidu y el Mercado de los Campesinos (Panjiayuan). Así que sin perder el orden os cuento.

El viernes, justo después del examen, la profesora nos puso una película china muy conocida en Occidente. Hablo de La casa de las dagas voladoras, de Zhang Yimou cuyas películas, por lo visto, son las mejores del panorama cinematográfico chino y, además, las más conocidas en el panorama internacional. Por supuesto, y para no variar, la actriz protagonista es Zhiyi Zhang que últimamente está hasta en la sopa. La estrella desconocida es el chico de la derecha, mitad japonés mitad taiwanés que, chicas, creedme, ¡está como un queso! Jeje Lo mejor de ver la peli fue que cada vez que entendíamos algo todos lo repetíamos en voz alta como para confirmar que sí profe, sí, poco, pero pillamos algo. No me extraña que se partiera de risa, juas juas. ¡Anda que no hacemos el palurdo ni nada! Por cierto, la peli es muy recomendable.


En fin, bromas aparte este finde lo que hemos visitado son las montañas de Shidu. Aquí son muy conocidas como el Guilin del norte. ¿Y qué es eso de Guilin? Pues se trata de unas montañas del sur muy conocidas y bonitas (de las muchas que tienen por aquí, normal con lo extenso que es este país, aquí tienen de todo) que tienen su pequeña réplica a unas dos horas de Pekín. Al principio decepciona un poco porque aquello parece un parque de atracciones (de hecho tiene su toro mecánico y todo, imaginaros) pero la vista está bien y el parque natural es lo que más merece la pena. Pese a que gran parte está retocado de manera artificial el paisaje no deja de ser impresionante. Las montañas son tremendamente escarpadas lo que hace que sea muy difícil pasear por ellas y, a la vez, les da un aire aún más bonito si cabe. Uno de los aspectos que más choca es ver semejante montículo de tierra salido prácticamente de la nada, al lado de extensiones llanas de terreno donde, mira por donde, estás tú de pie contemplando los picos que se alzan ante ti. Aún con todo lo natural que puede ser aquello lo cierto es que no deja de ser turístico y dentro del propio parque ves puestos turísticos, servicios (de aquella manera…), chinos montando a caballo (y ofreciéndotelo a ti, por supuesto), etc. Da igual, el lugar es tan bonito que a ninguno nos importó.

El domingo, aprovechando uno de esos ratos típicos en los que no haces nada, decidimos irnos al Mercado de los Campesinos (Panjiayuan) que es, una vez más y como de costumbre, genial. Además de tener muebles chinos (si no fuera por el avión habría caído más de uno, muy muy bonitos, de verdad), el lugar contaba con decenas de puestos de lo más variado: desde porcelana hasta pendientes, pasando por cometas tradicionales, sellos chinos (yo me compré uno con mi nombre chino, aunque por los caracteres chinos he visto que la tía del puesto me ha cambiado la pronunciación a Dine o algo así, pero q nadie se preocupe porque al oído castellano sigue sonando igual que Tine, con la diferencia de que los caracteres son mucho más sencillos) o estatuas de Buda. Por si acaso el turista no se queda contento con todo esto, muy cerca del mercado, a solo 5 minutos escasos a pie, se encuentra el mercado de las gafas que digo yo. Como indica su nombre se trata de una especie de pequeño centro comercial en donde lo único que encuentras son ópticas chinas. ¿Resultado? Me compré unas gafas de sol buenas, graduadas y listas en 1 hora por 20 euros.

¿No adoráis China? ;-)

martes, 24 de julio de 2007

Bienvenidos a Datong

Holaaaaaaaaaaaaaaaaaa

Bueno, yo ya estoy más que recuperada y lista para contaros qué tal el finde en Datong. Cómo podéis ver en la fotografía, me ha ido de lujo. El viaje no ha podido salir más redondo. Os cuento.

Cogimos un tren nocturno que, pese a lo que nos esperábamos, fue muy cómodo (como usuaria frustrada de RENFE que soy debo decir que el tren chino es, con mucho, mejor que el español; la única diferencia es que las literas están a la vista, es decir, que no existen paredes que separen los compartimentos del pasillo) y barato. Además, nos dejó en Datong al punto de la mañana lo cual nos permitió desayunar tranquilamente, buscar hotel (¡¡35 yuanes la noche!!), negociar el transporte (un taxi para cuatro personas todo el día: 7 euros [y nos salió caro]) y presentarnos a las 9 de la mañana en el primer sitio de la lista: las Cuevas Yungang.

Estas grutas fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad en 2001, creo, y aunque hay algunas que sí que lo merecen (concretamente la cueva nº3, que fue la que más nos gustó a todos), el resto la verdad que impresionan pero no tanto (algunas están muy deterioradas). Sin embargo, la excursión mereció mucho la pena. Vimos Budas gigantes (el más espectacular es el principal que se ve en esta foto), pinturas más que interesantes (sobre todo cuando llevas a un experto en Historia del Arte en tu grupo, jeje) y turistas a montones. Es sorprendente darse cuenta de que:
a) la inmensa mayoría son asiáticos
b) había más gente que en la Gran Muralla
Por cierto que estas cuevas tienen la friolera de 1500 años de antigüedad. Casi nada…


Una vez vistas las cuevas nos dirigimos hacia los Templos Colgantes de Heng Shan (Xuankong Si). Tal y como dice el nombre se trata de un conjunto de templos que, literalmente, cuelgan en la montaña. De hecho, impresionan más una vez que estás arriba que desde abajo porque es cuando te das cuenta de que los palos que se suponen están firmes y te mantienen alejada del suelo, en realidad, se mueven como el ojo de un besugo. Lo cierto es que hasta el más reticente del grupo iba pegado a la pared (como si aquello fuera a salvarnos en caso de derrumbe), así que imaginaros. Otra de las cosas buenas del lugar es el valle que se extiende justo al otro lado de Heng Shan (subiendo por estas escaleras que veis a la izquierda) y que, para mi gusto, supone una de las panorámicas más bonitas que el ojo humano puede presenciar. En realidad si lo pienso no tiene nada de misterioso pero supongo que disfrutar del aire, del paisaje y de ocasionales truenos retumbando en el lugar pues lo convierten en un sitio bastante especial.

Por si no habíamos tenido suficientes emociones ese día volvimos a montarnos en el taxi para irnos, otra vez, a la otra punta de Datong (que por cierto fue capital china en su momento) y disfrutar (porque para esto sí que no existe otra palabra mejor) de la pagoda de madera más antigua de China y creo que, también, del mundo (Yingxian mu ta). Puede que fuera por la tranquilidad que reinaba en la ciudad o por el tiempo (una tormentilla de verano que alivió momentáneamente el bochorno cotidiano) o, simplemente, porque había menos gente que en los Templos y las Cuevas, pero el caso es que salimos todos medio encantados medio en trance (el cansancio ayudó mucho a esto último). La verdad es que la ciudad estaba muy preparada para el turismo pero a mi lo cierto es que me da igual. Puede que los hutong estén reconstruidos o que el estilo de las casas no sea el auténtico pero la impresión que yo me llevé fue inmejorable. Además, desde el 2º piso de la pagoda (no se podía subir más [para qué, llegar hasta allí sin luz y con esos escalones de medio metro ya supone una tarea importante]) veíamos el barrio antiguo (eso sí que es la China genuina) y los nuevos, así que la vista era inmejorable. Como remate final pasamos un rato en un patio bajo desde el que se contemplaba toda la pagoda rodeada de pájaros. Seguro que suena a cursilada todo lo que estoy contando pero a mi me encantó. Fue en ese preciso momento en el que me di cuenta de que estaba en Asia, justo al otro lado del mundo de donde estáis vosotros leyéndome en la pantalla de vuestro ordenador. ¿A que choca, eh?

Finalmente regresamos a Datong donde terminamos de alucinar del todo. No solo cenamos estupendamente por 9 yuanes (sí, sí, has leído bien), sino que pudimos comprobar que los chinos (al menos no los pekineses) son súper simpáticos. Nos miraban por la calle continuamente y nos saludaban riéndose (jelou!jelou!), pero en plan amable. Fue muy surrealista jugar al fútbol con ellos en la Plaza de la Bandera Roja (que viene siendo como una plaza mayor en España), compartir guiños con ellos en el tren (jugamos a “el asesino”, sí sí, con ¡¡chinos!! Fue genial, al principio solo se animó uno pero luego eran como 5 o 6 y encima teníamos público, ¡qué espectáculo!), entablar conversación con gente de allí (bueno, conversación, conversación, os podéis imaginar los niveles tan elementales de comunicación que fluían entre nosotros), … La verdad que muy bien, muy bien. No entiendo cómo la gente nos había hablado tan mal de la ciudad porque vale que es fea (muy industrial), pero tampoco me pareció mucho más sucia que Pekín y, desde luego, no está tan contaminada. En fin, que le recomiendo a todo el mundo que se pase por allí (eso sí, cuando veáis las cabezas de rata cocinadas en la calle a modo de pinchos no os asustéis…). Y si no le interesa hacer turismo que aproveche para comprar porque, sin regatear, tiene unas Converse por 3 euros (falsas, como todo aquí, pero oye, que dan mucho el pego, jeje). Ah y la especialidad de la ciudad son los paozi que, recién hechos, están DELICIOSOS y, como todo, es súper barato.

Por último os voy a contar algo del encuentro de esta tarde. La Fundación que me beca nos tenía preparada una charla con el profesor Dong Yansheng, uno de los hispanistas más prestigiosos del mundo y, desde luego, el más importante de China. Este hombre, para que os hagáis una idea, ha traducido El Quijote al chino y es toda una eminencia que, además, por la edad que tiene (70), ha vivido todos los cambios de la edad moderna en China y en España (de hecho, el 23-F él estaba en Madrid estudiando, ¡¡muy fuerte!!). Nos ha contado cosas muy interesantes y ha sido una charla muy amena, sobre todo gracias a su naturalidad (me da la impresión de que es muy campechano y no debo andar muy equivocada porque dice que eso es precisamente uno de los rasgos españoles que más le guste y que, sin embargo, más rápido se está perdiendo [es el precio del desarrollo]). Supongo que no a todo el mundo le interesaría hablar de traducción pero, os puedo asegurar, que todo lo que ha vivido este hombre bien se merecen unos minutos de atención. Carmen, si lees esto, que sepas que me acordé de ti. Te habría encantado.

En fin, voy a ver si estudio que ¡esta semana tengo examen!

viernes, 20 de julio de 2007

El emperador está en Pekín y las montañas son altas

¡¡Buenos días!! Me ha parecido oportuno comenzar esta entrada con un dicho chino que viene significando que cada uno hace lo que le da la gana, jeje. ¿A qué lo habíais pillado todos a la primera? Seguro...jaja.

Esta semana he visitado el Templo de los Lamas. Se trata del mayor templo budista tibetano de Pekín (del siglo XVII) y es muy bonito. Son varios edificios ricamente decorados por fuera y por dentro (bodhisattvas, budas, luohan,…). Por supuesto, lo más remarcable es la estatua de Tsongkhapa [fundador de una de las ramas del budismo] de 18 metros que alberga la última de las cámaras (pabellón Falun). Bastante impresionante. No obstante, lo que más me ha llamado la atención ha sido ver las estatuas de las divinidades budistas que, en realidad, son casi iguales (al ojo occidental ignorante como el mío) a las hindúes (por si no lo sabíais los segundos descienden de los primeros y siguen manteniendo muchas de sus manifestaciones artísticas). Algunos compañeros han tratado de explicarnos cosas del budismo pero la verdad es que ni ellos mismos lo tenían muy claro. Con tantas sectas, niveles, estados, figuras y deidades que hay no me extraña. Ah y, por supuesto, también he visto a budistas rezando en el templo. No puedo repetir el ritual que realizan pero se me ha quedado grabado el hecho de que SIEMPRE quemen incienso en las entradas y ante las estatuas (apoyándolo en la frente con las manos) y que coloquen las palmas hacia arriba y en las esquinas superiores del cojín en que se arrodillan. Por cierto que otro detalle que no puede pasar desapercibido al visitante es la simetría. Perfectamente calculada y establecida en cuadros, estatuas, pinturas y cualquier otro tipo de ornamento. Es una pena que no estuvieran permitidas las fotos en el interior porque la verdad es que el templo es precioso y está tan ricamente decorado que no podría describirlo.

Aprovechando que estábamos en la zona nos hemos pasado por el Templo de Confucio (el segundo en importancia de toda China) y ha sido decepcionante. Estaba todo en obras así que salvo un edificio central y la estatua de Confucio no había mucho más que ver. Supongo que para el año que viene lo dejarán impoluto.

Al salir del templo no perdimos oportunidad y nos montamos por fin, como buenos turistas, en los rickshaws (por supuesto, tras regatear como buenos chinos, juas juas). Ha sido un paseo de una hora por un Hutong de los alrededores donde, entre otras cosas, nos han enseñado la casa donde Mao vivió durante dos años. Por el camino también hemos podido disfrutar de la vista del Templo de la Campana y del Templo del Tambor, aunque no hemos llegado a entrar. Si algún día podéis recorrer un Hutong en rickshaw, por favor, no dejéis de fijaros en lo primario de la estructura (sin frenos, sujeta con cuerdas, endeble,…). No alcanzo a entender cómo pueden mover a dos personas en semejante vehículo. Estos chinos no están delgados, no. Fijo que son pura fibra.

Ah, hoy he aprendido en clase lo que son los Fuwan (niños afortunados). Se trata de cinco pequeños animalillos muy monos cuyos nombres en chino componen la frase “bienvenidos a Pekín”. Como podéis imaginar hablo de las mascotas olímpicas. Ahora que los conozco me voy fijando y los veo en todos los sitios. Por ejemplo los vi el miércoles por la noche en la Casa del Té más famosa de Pekín (Laoshe Cha Guanr) donde disfruté de un espectáculo a lo José Luis Moreno que incluía ceremonia del té, ópera, artes marciales, magia, canción popular, acrobacias varias y una actuación muy rara de dos chinos que imitaban los sonidos de manera increíble. No estuvo nada mal y probé una especie de pinchos chinos que, bueno, no están tan mal. Ahora lo que sigo sin tragar es el té (lo sé, para que voy a una casa de té…), pero bueno. Estuvo bastante bien.

Ayer visitamos otro mercado de la ciudad (Yashow shichang), pero esta vez fue en Sanlitun (zona de salida occidental). Puede que sea porque están más acostumbrados a vivir (que no a ver) a occidentales o puede que simplemente tuvieran el día vago, el caso es que me encantó comprar allí. Eran muy amables y nada agobiantes así que, para un occidental, perfecto. Eso sí, cabezones como nadie. Tuve que sudar para regatear ¡hasta los céntimos! Pero bueno, logré hacerlo en chino así que, con la tontería,¡¡anda que no practiqué ni nada!! Jeje

Esta noche salgo para Datong así que ya os contaré a la vuelta qué tal. Mientras tanto, y para acabar, os diré que el otro día iba en el ascensor con una estudiante asiática y su familia y ¡¡la hermana pequeña se escondía de mi!! ¡Que le daba miedo! Qué triste ver esconderse a una renacuajo entre las faldas de su madre porque tu apariencia la asusta. Ahora que el resto de la familia se reía un montón, jeje. En fin. Y eso que la profe nos dijo el otro día que a los chinos les gustan mucho los extranjeros. No sé si creérmelo, puede que solo sea el discurso oficial… Por cierto que, cuando estamos en clase y hablamos de cosas como los inmigrantes chinos, los pobres o Taiwán, los profes ¡¡bajan la voz!! Qué fuerte, ni que hubiera micrófonos en el suelo o las paredes…

domingo, 15 de julio de 2007

Semana culinaria

Buenos díasssssssssssss (tardes para mi)
Veo que me vais dejando mensajitos y quiero que sepáis que se agradecen ¡un montón! Me hacen mucha ilusión, de verdad, así que no os cortéis y seguid escribiendo, jeje.

Un taiwanés me ha aclarado que, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, en Taiwán la gente no escupe por la calle, apenas quedan los que descansan en cuclillas y desde luego que no entienden el gesto de la mano hacia atrás como “mañana”. Está bien saber que en Taiwán ¡no funcionan así!

Esta semana la verdad que no ha sido tan productiva como la anterior pero supongo que es normal. Al fin y al cabo no importa lo lejos que uno esté, siempre acaba instalándose la rutina (un ir y venir continuo y desorganizado pero continuo siempre). Aún así tengo cosas que contaros, no os penséis que os libráis, jeje

Para empezar con el plato fuerte os cuento que ya por fin he visitado la Ciudad Prohibida (Gu gong). Por mal que me sepa escribir esto lo cierto es que me decepcionó un poco. Matizo: me decepcionó la entrada. Supongo que todos habéis visto la típica entrada con los Puentes de mármol (esta de la izquierda) así que sabéis de lo que hablo. Se trata de una imagen panorámica de la entrada a la Ciudad y, al ser panorámica, se ve enorme. Claro, cuando entras y esta abarrotado de turistas (entre 200 y 300 mil diarios frente al millón-millón y medio diario de Tiananmen) y, encima, en obras, pues te sientes un poco defraudado. No obstante, he de reconocer que no escogimos un buen día (sábado y a mediodía) aunque me han comentado que durante la semana los turistas siguen entrando a cientos. La verdad es que uno no puede sino preguntarse cómo lograban orientarse los chinos entre tantos callejones y templos y casas todas iguales (porque la uniformidad se impone en casi todo el recinto) aunque imagino que no todos tienen una memoria pez como la mía. La verdad es que tuvimos un poco de mala suerte porque el día estaba de todo menos soleado así que las fotos no salen muy allá aunque la que hice desde lo alto del (entonces) parque imperial (exterior) de Jing Shan (donde se encuentra el árbol en que se dice se colgó el último emperador Ming ante la inminente llegada de los Manchúes) es bastante impresionante. Todo lo que abarca esta foto es la Ciudad Prohibida y más allá de la niebla contaminada (solo 100 de cada 365 días del año está despejado en Pekín, ejem, viva el aire puro…) continúa; imaginaros. Precisamente por tener estas dimensiones se hace imposible visitar la Ciudad adecuadamente en solo unas horas. De hecho, creo que volveré a entrar una vez más porque apenas me dio tiempo a ver nada (el Jardín Imperial, el Salón de la Suprema Armonía, las Calderas y algún pequeño museo de la Emperatriz y Concubinas). Es que solo cruzar la Ciudad ya te lleva un buen rato y si encima está que no cabe un alfiler pues podéis imaginaros. Además, ver las cosas sin saber lo que representan es un rollo porque no me entero. Por ejemplo, al pasar por una de las puertas vimos una especie de caja grande roja con emblemas amarillos que TODO EL MUNDO tocaba y, aún sin tener ni idea, nosotros no fuimos menos y la tocamos también. De lo que sí me enteré fue de las bolas o tachuelas esas raras que sobresalen en las puertas. Por aquello que os explique de los números todas y cada una de ellas están adornadas con 81 (9x9). No dejaban nada al azar estos chinos, ¿eh?... La anécdota del día fueron dos en realidad. La primera fue que, al salir, Marina y yo quisimos hacernos una foto al lado de uno de los guardias de la Ciudad (de estos que van más tiesos que una vara) y, para nuestra sorpresa, en cuanto nos acercamos, ¡¡huyó de nosotras como de la peste!! El guiri que nos hacía la foto se partía la caja, y no me extraña, porque se nos quedó una cara de “oye, qué pasa tío, que hay que pagarte un plus para hacerte una foto o qué”. Muy fuerte. Más aún fue el momento que yo denomino “Victoria Beckham”.

Resulta que nos cruzamos con un grupo de escolares chinos que, por lo visto, no han visto una pelirroja en su vida así que tras mucho mirarme y remirarme (sin ningún disimulo, of course), por fin se atrevieron a hablarme. Primero vino uno que en inglés macarrónico, pero con mucho mérito, me preguntó si podía hacerse una foto conmigo. Le dije que sí y en cuanto acabó vino otro a lo mismo. Volví a aceptar y ya me di la vuelta para seguir hablando con Marina. Me di cuenta de que no paraba de mirar hacia atrás y cuando le pregunté me dijo “es que te están haciendo todos ¡¡fotos y vídeos!!”. Qué ridículo madre mía. Pues por si no tenía poco se me volvió a acercar otra niña que me pidió educadamente otra foto. Volví a aceptar (heme yo aquí con ella) y acto seguido vino otra y a mi ya me dio la risa porque con ella ya la gente fue a saco paco con las cámaras y en un instante tenía un grupo entero de gente delante de mí con sus digitales apuntándome. Por supuesto, ya sí que no pude más y me fui. ¿Os imagináis lo surrealista de la escena? Ni que fuera un monumento o algo así…
Por cierto que me han confirmado que es cierto que dentro de la Ciudad Prohibida abrieron un Starbucks aunque nadie sabe si lo llegaron a retirar. Yo no vi ninguno, claro que como para poder verlo todo en unas horas…

Otro de los sitios en los que he estado esta semana ha sido el parque de Taoranting. Además de hermoso y auténtico (creo que éramos los únicos occidentales del lugar), me permitió disfrutar de las únicas luces en el firmamento que se atreven a brillar entre tanta contaminación. Por supuesto, me refiero a las cometas chinas (mucho más sofisticadas que las occidentales y toda una tradición aquí). También vi a grupos espontáneos practicando taichi y a un grupo de chinos que, en plan dominguero, cantaban y tocaban, animando bastante el lugar. Fue muy bonito, una de las mejores sensaciones que he tenido desde que he llegado aquí ha sido esa, sin duda. Tanto, que me vino la inspiración y me puse a escribir y escribir hasta que se hizo de noche.

La última gran experiencia de esta semana ha sido culinaria. Hemos tenido la gran suerte de acertar más que nunca con los restaurantes y, gracias a eso, hemos disfrutado de la cocina coreana (creo que el nombre del plato es “caldero mongol” pero no estoy segura; si os toca, no dejéis pasar la oportunidad. Está exquisito) y de la china en estado puro (cerdo agridulce auténtico, bambú con setas, pollo con no sé qué verdura riquísima…). Y, además, yo también he comido esta semana joroba de camello (os diré que es una carne muy jugosa y está ¡buenísima!) y patas del pato. Por cierto que algunos compañeros ya han probado los escorpiones y dicen que saben a patatas fritas, aunque yo me niego a comprobarlo. En todo caso probaría la serpiente que, por lo visto, es uno de los platos estrella de Hong Kong.
Ah, por si acaso no os lo había dicho, aquí no te pides un solo plato. Se pide siempre en conjunto, varios platos, y se van rulando (nunca mejor dicho) en la mesa, que para eso tiene un cristal circular movible.

Con respecto al bambú os voy a contar una curiosidad. Resulta que es la materia prima de los kuaizi y dado que estos son de usar y tirar, ¿alguien se ha parado a pensar en los millones de palillos que se consumen cada día solo en China? Normal que cuando hablan de ahorro de energía en este país surjan problemas muy inconvenientes relacionados con la tradición. Ah, esta semana nos dieron una charla acerca de las políticas del medio ambiente en China y la mentalidad aquí (me atrevería a decir que como en todo el mundo) es “cómo seguir produciendo al mismo ritmo [vertiginoso, como ya sabéis] con los menores daños posibles”. Ni siquiera se plantean remotamente controlar el ritmo productivo… Y esto nos lo contó el que fue máximo dirigente del UNEP (Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente) así que si un chino de este nivel que asesora al gobierno piensa así, imaginaros qué se puede esperar de cualquier otro… Ya se puede preparar el mundo, porque entre EEUU, China, UE y, en nada, India, vamos a dar con el planeta en dos días…

Ah, otra gran experiencia muy asiática (véase Lost in translation, de Sophia Coppola) es ir al karaoke. Está claro que la imagen que tenemos en Europa de un puticlub es radicalmente opuesta a la que tienen en China porque, si no es así, ¡no entiendo por qué decoran estos lugares de esta manera! En mi espacio hay colgadas fotos aunque nada es comparable a verlo en persona. Toda una experiencia.

Este finde volvimos a salir, como no. El viernes estuvimos de nuevo en Sanlitun y ayer en Wudaokou, que es uno de los barrios más animados de Pekín. Parece mentira que haya tanta fiesta en esta ciudad. Y no es por la cantidad de occidentales que hay porque los pocos días que hemos salido nos hemos encontrado siempre con los mismos. De momento no tengo las fotos pero más adelante me las pasarán. Si ya tenemos un montón en solo dos semanas, no quiero pensar en la cantidad tan ingente que acumularemos al cabo de dos meses. ¡Menos mal que se nos ocurrió la feliz idea de grabar DVDs al final de todo el viaje porque si no es un jaleo pasar las fotos cada dos días!

La semana que viene me voy de finde a Datong que, según me han contado, es la ciudad más sucia que un occidental haya visto nunca. Por supuesto, no vamos por eso sino por las excursiones que parten de allí.

Ya os contaré qué tal.


Pd.: una gran noticia, ¡ya comienzo a controlar los kuaizi!

martes, 10 de julio de 2007

Muy, muy largo

Holaaaaaa. Fiel a mi cita aquí estoy otra vez. Bueno, lo primero que tengo que hacer hoy es pedir disculpas por esta cabeza que tengo porque, aunque me apunto las cosas, se me va el santo el cielo y me acuerdo de detalles al cabo de los días. Supongo que si estuvierais aquí os pasaría lo mismo. Antes de meterme de lleno a contaros las últimas visitas voy a dejar caer pequeños apuntes inconexos en su mayor parte que he ido recopilando en estos días. ¡Espero que os sorprendan y os interesen tanto como a mí!

Para empezar recordé dos clases de trabajo que, como os decía el otro día, resultan inverosímiles en España. Me estoy refiriendo al “tío del aire acondicionado” y al “tío de las cestas”. Es muy evidente que el primero se dedica única y exclusivamente a estar sentado en una silla en un lugar específico de la universidad esperando a que las profesoras vayan a buscarlo para que, con su mando a distancia, encienda el aire acondicionado en las clases. Gran tarea irreemplazable. El segundo, aunque no menos importante, soporta la dura carga de repartir las cestas del supermercado según van entrando los clientes. Buf, cómo sobreviviría el mundo sin él… (soy irónica, no puedo evitarlo, jeje). También tengo que deciros que el gesto equivalente a “ayer” (la mano hacia atrás) y a “mañana” (la mano hacia delante), en China significa justo lo contrario. Es decir, que lo que para nosotros es “ayer” para ellos es “mañana” y al contrario. Poneros a hacerlo, ¿a qué no es tan fácil cambiar el chip? Jaja. Ah, uno de los grandes gazapos que he corregido es el de los puntos cardinales. Aquí empiezan siempre por el este (por algo estamos en el este) y siguen con oeste, sur y norte. Me pregunto si en Nueva Zelanda empezarán por el sur…

Otra pequeña cosita que se me olvidó comentaros es que yo subí a la Gran Muralla (Mutianyu) en funicular pero existe la posibilidad de llegar hasta la muralla subiendo 1000 escaleras (ni una más, ni una menos) que llevan desde la falda de la montaña hasta arriba. Podéis imaginar lo que supone subir tantas escaleras y, más aún, cuando, al llegar, ¡todavía tienes que visitar la muralla! Acabas derrotado. Más de uno se ha dado la vuelta a mitad de camino y ha optado por el funi (normal). ¿Cómo harían los chinos de entonces para subir y bajar y moverse por la muralla con facilidad? La verdad que no lo entiendo. Físicamente son más bajitos que nosotros. Si a mí ya me costaba subir escalones de 30 o 40 centímetros (que sepáis que en inglés el verbo utilizado en este caso es climb [trepar], mucho más a tono), ¿cómo podían hacerlo ellos con las piernas aún más cortas que las mías? Inexplicable. Por cierto que la bajada fue en tobogán, jejeje (hay una foto en mi espacio). Surrealista total.

Un aspecto muy interesante de China (zhongguo) es, evidentemente, la lengua china (zhongwen o hanyu [la lengua de los Han]). Sin entrar en mayores menesteres os explicaré cómo adaptan los chinos los sonidos occidentales a los suyos (he de decir que con la fonética tan simple que tenemos en castellano aprender la china es una tarea, buff, no sé ni cómo calificarla; en clase debemos sonar como garrulos). Técnicamente ellos oyen la pronunciación y lo adaptan a la suya, escribiendo los caracteres que se corresponden con la sílaba y el tono elegidos. Por ejemplo, Es-pa-ña se corresponde con Xibanya. Ahora bien, aunque se empeñen en decir que la elección del equivalente chino de los países se realiza al azar (fonético, se entiende), lo cierto es que los significados de los caracteres son mucho más que significativos. Siguiendo con el ejemplo de España os diré que viene a ser algo así como “el grupo del límite del oeste” (ya se lo podían haber currado más los jesuitas, ¿no? jeje). Si no os convence mirad esto:
- Reino Unido: “la tierra de los valientes” (y es tierra de conquistadores…)
- Francia: “la tierra de las leyes” (sobran comentarios)
- Alemania: “la tierra de la sabiduría” (pensad en filosofía…)
- América: “la tierra de la belleza” (del mismo modo que en inglés los estadounidenses se denominan americanos [pues por algo fueron los primeros en constituir un país en América continente], los chinos llamaron a Estados Unidos a partir del nombre del continente y no de el país en concreto).
- Rusia: “la tierra del hambre” (¡pobres rusos!)
A mi me parece que o bien el lenguaje es caprichoso o bien los chinos tenían muchas ganas de definirnos a todos. Yo me inclino más bien por lo segundo porque en esta lengua existen otras expresiones del tipo “difícil de mirar”, es decir “feo”, que te dejan pensando que a este pueblo le gusta demasiado definir como para dejar al libre albedrío la elección de los nombres. Es más, la mayor parte de los nombres chinos siguen el mismo esquema que os he explicado por lo que casi todos tienen un significado (Xiaoyu: pequeña lluvia). Ah, aprovechando esto de los nombres os anuncio (no sin retraso) que en este país he sido rebautizada (siguiendo, de nuevo, el mismo sistema que ya os he explicado) como Tìne (pronunciado Ti [i corta y descendente] na [a muy suave, muere antes de salir de la boca]). No me gusta nada de nada, pero de momento me lo dejo. Ya si eso más adelante me lo cambio por otro con un significado y una fonética más chula.

Cambiando de tema he de corregir mi primera impresión sobre la comida china. De hecho, más que corregir, matizarla. Sí que hay pescado y verduras (y también frutas). El problema es cómo lo cocinan. Es por eso que nunca pedimos de lo primero en los restaurantes. Así que eso, que sepáis que me equivoqué yo. Es importante que recordéis esto porque, a diferencia de otras muchas partes del mundo, aquí no existe el problema de la malnutrición. Aunque las cantidades varíen con respecto a la dieta mediterránea, lo cierto es que los chinos comen de todo.

En lo que respecta a las visitas tengo que hablaros de El Templo del Cielo (Tian Tan). Para empezar debéis saber dos cosas. La primera de ellos es que se trata de una traducción errónea puesto que ningún edificio de los que existen en el complejo (con lo cual, tampoco es un templo único) lleva ese nombre. De hecho, el edificio más famoso del lugar lleva el nombre de Qinian Dian, es decir, el Templo de las Rogativas (donde el emperador oraba por las buenas cosechas) y es, he aquí el segundo apunte, el símbolo por excelencia de Pekín y de la arquitectura china. Afortunadamente para mí no hace ni dos años que lo restauraron de arriba abajo así que llegar y ver tantos colores y tan vivos impresiona cantidad. Sobre todo cuando lo comparas con la sobriedad (y aburrimiento) que, para mi gusto, arrastra el estilo europeo de la época (siglo XV). Sobre este sitio debéis saber además otros muchos detalles como que predomina el rojo (color de la felicidad y la prosperidad), el amarillo (color del emperador) y el azul (el cielo); que los círculos representan el cielo y la base que enmarca el lugar es cuadrada (en la concepción china del universo la tierra era cuadrada y el cielo redondo y, dado que el emperador [literalmente es “el hijo del cielo”] suponía la unión en equilibrio de ambos, el lugar donde este se preparaba para orar debía estar en conexión con lo anteriormente explicado. Por cierto que por aquel entonces, y si me apuras hoy en día también, se adoraba a los ancestros (la religión es la familia, que tiene un peso fundamental en todos los aspectos de la vida) y a los astros y la naturaleza. Ah, y el número de círculos es impar porque, siguiendo con la misma filosofía que os cuento en el siguiente párrafo, el impar es mejor que el par (de ahí que el número imperial fuera el 9 [el dígito impar más grande] y la Ciudad Prohibida cuente con 9.999 habitaciones). Como curiosidad os diré que el número de flores que tiene un ramo chino actual son nueve y que las bodas tradicionales, no las modernas occidentales, se realizan con trajes rojos. Por cierto que lo del color le trajo tantos problemas a Mao que intentó cambiar los semáforos de forma que rojo fuera “adelante” y verde “parar” (fue un caos y no duró).

Siguiendo con Qinian Dian os diré que antes de llegar se pasa por la Bóveda Imperial, flanqueada a la derecha por el templo donde se guarda aquello representativo del Yang (el día, el sol, la brisa, lo masculino …) y a la izquierda por el templo donde se guarda todo aquello relativo al Ying (la noche, la lluvia, la tempestad, lo femenino,…). Más allá de la típica reacción feminista (Sócrates no se llevaba mucho con esta concepción de la mujer y es uno de los grandes), lo que hay que extraer de aquí es la idea de equilibrio. De que una cosa necesita a la otra para existir. El hombre con la mujer, la noche con el día, el sol con la luna y, por supuesto, lo bueno con lo malo (si no fuera así no podríamos ni siquiera concebirlo). No sé si os estoy aburriendo pero es que a mi esto me parece fascinante. Creo que la explicación que he dado es la correcta pero trataré de asegurarme, por si acaso. Otra cosita curiosa de este sitio es el Muro del Eco. Tal y como reza su nombre, se trata de una construcción que permite el eco (la idea era que las oraciones del emperador resonaran de tal forma que permitieran “establecer” un diálogo con sus ancestros), pero todo el mundo comete el error de obviar el hecho de que para orar el ser humano suele arrodillarse. Eso significa que, de pie (como van todos los turistas, chinos incluidos) no se produce el mencionado eco, así que lo único que hacemos dando palmas y poniendo el oído es el tonto.

Cositas de estas os seguiré contando a medida que yo me entere. Porque no penséis que todo esto yo ya lo sabía. Qué va. Lo que ocurre es que la mitad de mis compañeros viene de Estudios de Asia Oriental, con lo cual me cuentan cosas súper interesantes porque saben un montón (el día que me meta con el feng shui no acabo…). Pero bueno, yo también estoy intentando empaparme de todo así que ayer mismo comencé con otros compañeros un ciclo de cine chino que inauguramos con The Road Home, de Zhang Yimou. Por lo visto es un clásico y, teniendo en cuenta el ritmo y los diálogos de la peli, me lo creo. Lo que más me gustó es que me sentí identificada con los niños de la escuela. Ahí estamos mi grupo y yo aprendiendo el nivel de los parvulitos chinos (“¡norte!, ¡sur!, ¡este!, ¡oeste! [mierda, no, al revés; ¿veis como cuesta?], ¡el mar!, ¡la primavera!...), qué triste madre…

Finalmente, voy a despedirme explicándoos porqué no debéis consumir ningún otro alcohol que no sea la cerveza mientras estéis en China. El motivo es que aquí lo destilan con metanol en vez de con etanol como hacemos en Europa. De ahí que a muchos les siente fatal y hasta se vean obligados a ir al médico.

Buf, cuánto ha sido este viaje. ¡Espero que os haya gustado!

Tìne

viernes, 6 de julio de 2007

La gran anécdota

Ya estoy aquí otra vez. Y para no variar tengo mucho que contar. Supongo que lo más fácil es empezar por lo que he hecho estos dos días así que vamos a ello.

Como os adelanté fui a darme un masaje, aunque la experiencia fue algo más peculiar de lo que cabría esperar. Resulta que el spa (con ese nombre colgado en la puerta) no era tal, sino un ¡puticlub! Os cuento. Aquí en China en vez de existir los clubs de carretera como en España lo que se lleva son las peluquerías y spas con servicio de masajes. Por supuesto, eso nosotras no lo sabíamos y más ignorantes que nadie fuimos al spa de aquí al lado (ya nos mosqueó un poco que estuviera pintado de rosa…) y en cuanto pusimos el pie en la escalera el portero nos dijo que no. Claro, podéis imaginarnos intentando explicar que queríamos un masaje: lo cogimos y nos pusimos a hacer como que le dábamos un masaje diciendo “anmo, anmo, women yao anmo” (masaje, masaje, queremos masaje), que es la palabra que aparece en el diccionario. Pues no había manera. Julia decía que nos pedía una tarjeta especial y Marina hacía acopio de fuerzas (es la que más controla de todas nosotras) para entender todo lo que nos decía. A todo esto que sale uno se seguridad trajeado y con el pinganillo en la oreja y empieza a hablar con el portero señalándonos. Y en ese momento dice Ali: “oye, este es el carácter de ofrecer trabajo/buscar empleados”, y digo yo “ah sí, pero según el carácter que aparece al lado solo quieren mujeres”… Qué ridículo. Entonces se le encendió la luz a Marina y nos dimos cuenta de que eso era un puticlub!!!!! Bueno, por eso y porque nos dijeron “vosotras no podéis entrar, pero vuestros amigos sí”. Qué risas. Pues no acaba aquí la cosa, no. Al cabo de un rato nos contaron que es que la palabra “anmo” es el eufemismo chino de ¡¡puta!! Yo no sé esa gente que pensaría de nosotras “panda de depravadas occidentales, que vienen buscando putas para ellas!!”. Qué risa, qué risa. Ahora ya sabemos cuáles son los puticlubs y cómo se anuncian las prostitutas (en los hoteles llaman por la noche a la habitación ofreciendo masajes). Qué ridículo más grande madre. Ahora que nos tronchamos de la risa todas. Al final encontramos un sitio donde hacían “masajes de verdad” y no estuvo mal, 1h por 6 euros, jejeje.

Las dos últimas noches he cenado en sitios occidentales cuyo precio está fuera del alcance de la inmensa mayoría china (una cerveza me costó dos euros y la cena, aunque barata ambas veces han sido 5-6 euros). Pero bueno, se agradece una ensalada mediterránea y un buen tenedor con su cuchillo de vez en cuando, que estamos ya medio hartos de los palillos (soy incapaz de coger más de 4 granos de arroz cada viaje y, claro, se eterniza demasiado) y las salsas. Por cierto que, por si no lo sabéis, la razón por la que utilizan los kuaizi es poque “las armas están prohibidas en la mesa”. Interesante, ¿verdad? Ah y otra cosa: los chinos duermen la siesta y no admiten que les molesten mientras duermen (aunque bueno, esta gente se queda dormida en cualquier sitio, ¡¡es increíble!!).

Ayer por la tarde fuimos al Mercado de la Seda (Xiushui shichang) y luego al lago Hou Hai. El mercado este la verdad que no tiene mucho. Bueno, si no tienes intención de comprar nada en concreto. Es un edificio de 5 plantas (hace un año estaban todos en la calle) que alberga decenas de puestos de ropa, maletas, bolsos, perlas, maquillaje, gafas, relojes, zapatos, fotografías, pinturas y, por supuesto, seda. Es evidente que en este sitio sí que encontré a muchos occidentales. Lo único que me parece verdaderamente reseñable es que ahí TODO EL MUNDO habla (quien dice habla dice se entiende) inglés y… ¡¡¡castellano!!! Resulta que somos nosotros los que más les compramos así que en cuanto te oyen empiezan “amigo, amigo, qué te gusta, cuánto pides”. Y en inglés no se cortan: desde “my friend, my friend” hasta “hello sexy lady”. Muy fuerte. Por algo será que también copian a Custo. Para ser sincera no me gustó demasiado el sitio, sobre todo porque los chinos eran SÚPER agresivos. Yo tuve un episodio súper violento con una china que acabó hasta dándome un golpe en la espalda (si la veis agarrándome de las muñecas, el bolso, la camisa, …). Es que no se dan cuenta de lo agresivos que resultan para los occidentales. De verdad que alguien debería explicárselo porque si fueran más suaves estoy convencida de que venderían el doble. Es que es súper agobiante, no podéis imaginarlo. ¡Si hasta te persiguen de tienda en tienda! En fin, que se le quitan a una las ganas de comprar (y menos de regatear).
Hou hai, sin embargo, ME ENCANTÓ. Es un lago de Pekín súper grande y como dividido popularmente en dos zonas: occidentales a la izquierda (por cierto que aquí el orden es este, oeste, sur y norte; y los compuestos son en plan oeste-norte, este-sur, etc.) y orientales a la derecha. Pero bueno, yo lo vi todo mezclado: gentes, comidas y música. Ah y a la entrada vi a un montón de chinos bailando música tradicional (en plan versión china de un vals). Es una pena que fuera de noche porque las fotos no salen nada nada bien, pero bueno, volveré de día que también hay tiendas y muy chulas. Ya lo veréis ya.

Ya llevo un montón escrito pero, en fin, voy a seguir. ¡Es que tengo tanto guardado en la cabeza que me da miedo perderlo si no lo plasmo en palabras! Os voy a contar ahora algunas curiosidades. Para empezar es una costumbre china escupir por la calle. Sí, sí. Por asqueroso que os resulta si venís aquí no podéis daros por ofendidos porque es costumbre popular. Ahora bien, el gobierno chino (consciente de la imagen que generan en Occidente) ha decidido acabar con esa costumbre y ahora está prohibido bajo multa de 150 yuanes o algo así. Para lo que era creo que sí que ha funcionado, aunque eso no quita para que todos los días vea (y oiga, eggggggg) a la gente practicando este rito. Por mucho que quieran preparar Pekín para los Juegos (en la tele hay anuncios de chinos sonriendo que ayudan a los extranjeros extraviados, ya sabéis cuál es la idea no? “nuestra sociedad es tan perfecta y estupenda que no podemos sino enseñárselo a los demás”) no estoy nada convencida. Las obras yo creo que podrán acabarlas y dejarlas listas (la cifra oficial es de 1 o 4 personas fallecidas pero se calcula que solo en un accidente en el estadio hace unas semanas murieron 400 obreros) porque con la caña que se meten y el poco tiempo que pierden en seguridad (hasta las que limpian mi residencia sacan todo el cuerpo afuera para limpiar las ventanas [hay hasta 17 pisos], casi me caigo del susto cuando las vi el otro día) … Además, si Atenas pudo fijo que Pekín también. Pero el servicio al ciudadano extranjero está por verse. Para empezar esta ciudad tiene una contaminación IMPRESIONANTE. Llega hasta tal punto que el gobierno bombardea las nubes con no sé qué de plata para despejar el cielo y conseguir que llueva. Han asegurado que pueden controlar el tiempo, o eso dijeron cuando los atletas se quejaron (aquí no respirarán ni de casualidad; 1 día en Pekín son 10 cigarrillos…). Visto lo visto, yo me lo creo.

Otra historia son los taxis. Mejor dicho, los taxis-suicida. Aquí la gente pasa de carriles, de semáforos, de cedas, etc. En fin, que pasa básicamente de las reglas básicas de la conducción. Adelantan por todos los lados, se meten en cualquier hueco, atraviesan toda la autovía de derecha a izquierda, no ponen intermitente, cruzan a la vez (en verde o en rojo, qué más da!) peatones, autobuses, ciclistas, rikshaws, motos, coches, carros,… Bueno, bueno. Ali decía ayer que normal que el seguro de la beca nos cubra tanto, jeje. Y para qué voy a hablar de los baños. Son orientales claro (el plato de la ducha y ya está). Asqueroso, yo aún no he puesto el pie en ninguno (así que vuelvo siempre a la residencia con una prisa!!!!jaja).

Bueno, que me queda un montón por contar pero ya lo hago mañana.

Un besín

Más curiosidades


Volvemos a las andadaaaaaaas. Aquí estoy con otra tonelada de cosas que contar.

Ayer estuve en la Gran Muralla. Mejor dicho, estuve en el tramo de la muralla de Mutianyu. Yo no sabía que eran varios tramos independientes que solo se unieron una vez se llevó a cabo la unificación de China, como tampoco sabía que la que visitamos todos es solo una reconstrucción de no más de 200 años de la original, que está que se cae (en mi espacio hay alguna foto, aunque está tan dejada que el bosque la invade y casi ni se ve). De cualquier forma, es impresionante. Y AGOTADORA. Sudamos todos como cerdos y a medida que avanzábamos se iban produciendo las bajas, jeje. Al final sobrevivimos allí 3 horas seis de nueve (no está mal) y, aparte de tonificar los glúteos (escaleras pequeñas, escaleras grandes, cuestas, giros, para arriba, para abajo, …) tomamos el sol (imaginaros el “bronceado” tan cangrejo que tengo, jeje). Por si algún día os toca debéis saber que Mutianyu es una de las partes menos turísticas de la muralla porque las hay como Badaling que no se han andado con tonterías: ¿quién quiere pequeños puestecitos locales pudiendo construir un centro comercial?

La verdad es que nos lo pasamos muy bien y nos gustó mucho a todos. Eso sí, llegamos agotados. No obstante, era sábado, y en Pekín, así que evidentemente salimos. Fuimos a la zona occidental (Sanlitun) donde, como podéis imaginar, dominaban los guiris y los precios europeos. La verdad es que me lo pasé genial. La música era súper buena y el ambiente inmejorable. De todas maneras de aquí no me voy sin ir a una discoteca china, que ¡eso tiene que ser para verlo! Jaja

Aparte del día de ayer, que fue
increíble, tengo que contaros alguna que otra curiosidad. Por ejemplo que me he comprado un mapamundi en cuyo centro se sitúa el océano Pacífico. Es un cambio de perspectiva bastante grande. A veces conviene recordar que no vives en el centro del mundo (pese a que China [zhongguo] significa “la tierra del medio”; ¡anda que no son chovinistas ni nada!), ¿no creéis? A más de uno le vendría bien ponérselo en la pared de su habitación, por aquello de la cura de humildad…

Otra cosa muy curiosa de este país es el trabajo. Me explico. Aquí la gente se emplea en las tareas más ridículas que podáis imaginar. Por ejemplo, en las cajas de los supermercados está la cajera y la chica que mete la compra en las bolsas. Creo que la estrategia es ocupar a tantas personas como sea posible, aunque la labor que realicen sea nimia (si es que se puede considerar una “labor”). Por cierto, el SM aquí es de 550 yuanes. Echad cuentas…

Otras características importantes de este país-continente son: el mal olor (y no es que nosotros no estemos habituados y ellos sí porque en las zonas en las que huele mal hasta las chinas se tapan la nariz), el amor por los bordados, las flores y las mariposas (la que no lleva una cosa lleva la otra), la promoción de filmografía nacional (una entrada para una peli yanqui son entre 60-100 yuanes; una para una peli autóctona no pasa de 8 maos [una octava parte de un kuai, o sea yuan]) y la rectitud de los guardias/policías/militares/lo que sea (todos erguidos, impertérritos, aguantando impasibles el calor, caminando sincronizados y a una distancia EXACTA el uno del otro). La idea es que la población no esté al alcance de la influencia occidental. Claro que teniendo en cuenta los mcdonalds, starbucks, centros comerciales llenos a rebosar de marcas extranjeras (entre las que figuran la española de buses “Alsa” y de alimentación Nutrexpa [Colacao]) y publicidad occidentalizada [la cirugía estética más demandada en China ahora mismo es la de occidentalización de los rasgos]), pues no sé si vale para mucho.

Ah, otra cosa. Este es el país pirata por excelencia: libros, revistas, música, películas, taxis, buses, zapatos, ropa, complementos, electrónica, joyería, maletas, etc. etc. Aquí todo tiene su versión ilegal o pirata. Y si hay algo que no, no os preocupéis que es cuestión de tiempo que la saquen al mercado (en el mercadillo te sacan el catálogo de Prada y te preguntan si quieres algún modelo en concreto que no tengan en el puesto..). Muy fuerte. ¿Y qué hace la policía? Pues la verdad es que nada. De hecho, como ya os comenté, todo está controlado. Y los puestos piratas también (no todos, obviamente). Y en el súper pasa igual. Por cierto, nunca me había tocado ver tantos productos ¡¡¡tan desconocidos!!!

Me ha dicho un compañero que el otro día, en el taxi, la policía les paró porque sí, les hizo fotos a ambos (a él y al taxista), a la matrícula del coche y a todo lo que llevaban en él (viva la privacidad). Luego se enteró de que eso es una práctica normal y ¡extendida! En fin… Por último, respecto a los coches, me queda contaros que aquí la gente cuando tiene un accidente no se echa a un lado. No, se quedan donde están, en medio de la carretera a discutir. Podéis imaginaros las colas que llegan a provocar…

En fin, mañana seguramente vaya al Templo del Cielo y estamos planeando una excursión a Shanghai (“por encima del mar”). Ya os contaré más, será por falta de días, jejeje.

miércoles, 4 de julio de 2007

Largo y tendido


Buenoooooooooooo, por fin estoy aquí. Tras el episodio de ayer he podido comprobar que no es solo mi blog el que no funciona; no funciona ninguno (bienvenido a tu censura). En la RPChina se puede publicar pero no leer. En fin, ya se sabe dónde estoy...

Han pasado solo cuatro días pero parece que haya sido un siglo. Voy a tratar de contaros lo mejor y no agobiaros con una sobrecarga de información pero, por si acaso no lo consigo, os pido disculpas de antemano.

Tras unas cuantas horas de espera por fin dejamos el hotel de Guadalajara sobre las 2 de la mañana aunque para cuando montamos en el avión (las 5) y despegamos ya eran las seis menos veinte. Lo único positivo del retraso fue conocer a la gente del pasaje. La verdad es que nos echamos unas cuantas risas y hoy mismo hemos quedado para cenar pese a que estamos cada uno en una punta. Ah y por suerte coincidí con otros dos becarios del curso así que vinimos juntos a la residencia.

Total que la llegada a Pekín no pudo ser más curiosa. Lo primero que vi nada más recoger la maleta y dirigirme a la aduana fue...un Starbucks. Y, por supuesto, aquí hay KFC, McDonalds y demás. Y siempre llenos. Un comunismo muy descafeinado... Al salir del aeropuerto fue típico tópico del verano pekinés: bochorno total. De hecho fue como un golpe de calor en la cara que se nos instaló a todos en el cuerpo y aún no nos ha dejado del todo. Además, estaba lloviendo muy densamente y era noche cerrada (cerca de la una de la madrugada) así que la sensación era algo extraña (por el jet lag estábamos todos súper despejados). Por cierto que nos topamos con la mafia de los taxis, jeje, que en cuanto nos vio extranjeros quiso venir a timarnos y cogernos las maletas. No coló y en cinco minutos ya estábamos los tres en la cola de los taxis oficiales (aquí TODO está controlado: listas, guardias, policías, seguridad, autorizaciones, cámaras, ... En ese sentido la ciudad es increíblemente segura), que nos trajeron hasta este culo de Pekín (esquina oeste del tercer anillo [la Ciudad Prohibida es el primero y en total existen como cinco que abarcan un diámetro de más de 200 kms]). De momento esto es todo lo reseñable del primer día. Esto y que aquí nadie habla inglés (ni en el avión, ni el personal del aeropuerto, ni los taxistas, ni en la universidad...). Como no se pongan las pilas las Olimpiadas van a ser un desastre. Bueno, quizá no tanto porque se rumorea por aquí que el gobierno está aleccionando a las masas en grandes pabellones por toda la provincia (los atletas se alojarán al N y por todos los alrededores).

A partir del domingo ya empezó lo bueno. Conocí al resto de los becarios y fuimos a comer y a dar una vuelta por los alrededores. En esta zona la verdad que no hay nada de nada pero aún así hay una vida en la calle impresionante. Porque pese a lo que podamos pensar todos los chinos son de un animado que alucinas. De hecho, no tienen nada que envidiar a los españoles. Les dan las tantas de la noche en las terrazas de las calles, los comercios abren hasta tarde, todo está atestado de puestos de comida con sus respectivos clientes, las luces de los neones y carteles animan aún más la cosa, etc.


Por otra parte, de lo primero de lo que me di cuenta en China es de que el sitio más cutre puede albergar el mejor ciber, la mejor tienda o el mejor supermercado o el más increíble de los restaurantes. Además todo está lleno de contrastes. Los edificios de veinte plantas (seguramente más, ni puedo calcularlo) conviven pared con pared con casuchas del año ni se sabe o edificios pobres y de mala calidad. Como mucho, los separa una carretera (¿sabéis la M30? Pues eso es la hermana pequeña de la más pequeña de las carreteras que atraviesan Pekín…).

El cambio es brutal sobre todo en el Barrio de los Calígrafos (Liulichan Lu y alrededores). Para que os hagáis una idea es como pasar del Ensanche al Raval en Barcelona pero de manera radical. Eso lo visité ayer y me gustó bastante. Creo que es de lo más auténtico que queda en Pekín. Si vierais esas minicalles que aparecían y desaparecían a ambos lados de la ruta principal, esos chinos mayores jugando al ajedrez o al mahjong (al auténtico, no al de las máquinas) en cuclillas (porque, inexplicablemente, la gente aquí descansa en cuclillas, no sentada), esas señoras pequeñitas y encorvadas que arrastran con ellas años de mil y una experiencias vividas… Y las brochas. Esos pedazos de pinceles que utilizan para pintar los caracteres y que no sé ni cómo tienen fuerza para sujetarlos. En fin, indescriptible.

Pero me estoy liando. El domingo, como decía, nos quedamos por los alrededores y lo mejor fue que cenamos en un japonés auténtico (de esos en los que te quitas los zapatos para entrar en la sala, con la mesa bajita y sentada en el suelo) y súper bueno. La verdad es que nos salió un poco caro. ¿Cuánto le echáis? Venga va, que os lo digo: 2,8 euros. Sí, sí, como lo leéis. Como y ceno en restaurantes TODOS LOS DÍAS y ese es el precio máximo que he pagado hasta ahora. ¿Lo que menos? 6 yuanes (0,6 €). Aquí todo es baratísimo. Te sientes imperialista total cuando pagas con billete de 100 y tienen que ir a buscarte cambio y, en realidad, para ti solo son 10 €. Por cierto que los orientales se ríen de nosotros todo lo que quieren y más. De mi, en concreto, se ríen a la cara. Al principio pensaba que solo era porque les resultaba curioso verme (si os digo que por la calle se paran a mirarme y hasta me hacen fotos [por lo visto no han visto una pelirroja en su vida], pero todos ¿eh? Hombres, mujeres, niños y ancianos), pero hoy me he dado cuenta de que también se ríen de nosotros por varios motivos que van más allá de las apariencias. Por ejemplo, el otro día en el comedor de la uni dije “qing wen” y “wo bu yao mifang” y se partieron el culo de mi TODOS los cocineros. Yo no entendía la razón porque sabía a ciencia cierta que las palabras eran las correctas. Hoy en clase he descubierto que si la palabra es la correcta con el tono equivocado (en chino existen 4) es como si nada. En realidad lo que estaba diciendo es “por favor, besar”. Muy ridículo, ¡no pienso volver por ahí! Y respecto a lo segundo les choca a) que no queramos arroz (aquí es el ingrediente básico: TODO lleva arroz, ni siquiera lo cuentan como plato cuando pides en un restaurante porque saben que todo el mundo pide siempre) y b) se ríen de lo “poco” que pedimos en los restaurantes. Lo que pasa es que las raciones varían de un sitio a otro y no podemos calcular así que preferimos pedir de menos (los dos primeros días sobraba un montón de comida) y luego volver a pedir (en 5 min la sacan). Pues que se ríen de nosotros. Pero sin ningún disimulo ¿eh? (tampoco disimulan cuando nos miran o nos hacen fotos, es súper incómodo). Jaja, ahora que lo pienso es que ¡debemos ser como un elefante en una ferretería! Ah porque en nuestra resi no hay guiris. Son todos asiáticos (chinos, coreanos y japoneses sobre todo) y, atención, venezolanos. ¿Que qué hacen aquí? Agarraros: se dedican a la industria petrolífera y por algún motivo extraño el gobierno les ha enviado aquí a aprender chino.

Esa es otra. Pese a lo que todos pensábamos aquí no hay mucho turista occidental. Todo lo contrario. Son al 80% turistas chinos. Hablo, por ejemplo, de Tiananmen (tremendo, como podéis imaginar). Además tampoco había grandes aglomeraciones así que muy bien. Aún no he entrado en la Ciudad Prohibida (que se veía iluminada preciosa desde el avión), ya os diré si allí es igual. Y en la Muralla veremos a ver.

Qué más, qué más. Ah sí. Aquí el blanco parece estar de moda porque las chinas se protegen del sol con paraguas y solo están morenos los obreros de la construcción (que deben trabajar a destajo para el año que viene; pensad que quieren que haya 16 líneas de metro para entonces y actualmente solo existen cinco…). No contentas con eso llevan medias (qué calor!!!!!) y una especie de guantes de una tela extraña que les cubre el brazo entero, justo hasta la manga de la camiseta. Total, que con lo blanca que soy, el naranja de mi pelo y mi evidente cara de occidental debo ser todo un cuadro andante… Visto así no me extraña que me miren tanto.

Para acabar os hablaré de la comida y de Wangfujing. Sobre lo primero decir que no se parece casi en nada a la de los restaurantes chinos occidentales. Para empezar no hay ni rollitos de primavera, ni pan y todo es picante. Por supuesto nosotros lo pedimos sin picante y aún así se nota; imaginaros… Sobra decir que pedir la comida así les parece un sacrilegio (como cuando los alemanes piden ketchup para echarlo a la paella, pues igual). La verdura casi ni se ve y el pescado aún menos. Lo que más hay es arroz y carne de pollo o pato (exquisitez de alta reputación en Pekín [que se merece he de añadir] el kaoyan, o sea, pato laqueado). Las raciones son grandes y aunque he probado cosas (huevos de pato, por ejemplo, o verduras cuyo nombre ni conozco) me niego a comer bichos como los que vimos en Wangfujing. Este es el nombre de una de las calles principales de la capital. Allí vimos un espectáculo de luces y agua, un baile espontáneo con abanicos chinos y un callejón muy conocido donde conocimos a fondo la práctica del regateo. Es genial. Yo pensaba que sería muy violento pero qué va, es súper divertido. No necesitas ni preguntar por el precio. En cuanto ven que miras algo ya empiezan “hello, hello” (lo único que saben decir) y te sacan la calculadora para que tú les digas cuánto les das y empezar a regatear. Yo me lo pasé de coña y me compré un juego de mesa chino (kuaizi [palillos] con fundas, servilletas y manteles individuales para 6 personas) por 2,5 euros. Pero había de todo. Todo lo que pudierais imaginar está ahí. Pienso volver!

Hoy creo que voy a ir a darme un masaje, que total para lo que cuesta habrá que aprovechar, ¿no? Jeje

Ah, en mi espacio hay colgadas fotos. Hay una con los pinchos de caballitos de mar y escorpiones aunque la buena aún me la tienen que pasar. Otro día os cuento más cosas de las clases y la gente y todo eso.

Un besito para todos

martes, 3 de julio de 2007

No sé si funcionará esto...



Holaaaaaaaaaaaaaaa
Bueno ya estoy aquí. No puedo escribir mucho ahora, primero porque no tengo tiempo y segundo porque no sé si va a funcionar dado que soy incapaz de abrir mi propio blog. No entiendo por qué ya que el resto de páginas, skype (por cierto, si queréis agregarme soy cristipeli), etc. funcionan perfectamente. Bueno, corrijo, messenger no me funciona tampoco.

En fin, a ver si puedo solucionarlo y os cuento que tengo mucho que decir.

Pd: la foto es de los alrededores de la uni.