lunes, 24 de marzo de 2008

El Sahara tunecino

Como lo prometido es deuda, aquí estoy con la primicia del desierto del Sahara. Al final hubo cambio de planes y nos volvimos el sábado por la noche en vez del domingo y menos mal, porque vamos, el desierto para dos días está bien, pero enseguida sientes las ganas de regresar a la civilización trepando por tu interior…




Por supuesto, la experiencia merece mucho la pena y se la recomiendo a todo el mundo, pero es necesario ser conscientes (yo no lo era del todo) de que el desierto es un lugar extremo donde los oasis no son esos lugares románticos que nos evocan las películas sino pedazos de roca arenisca y restos marinos (de cuando allá en la época de Paquito toda la zona estaba bajo el agua) donde, inexplicablemente, brota el agua y, con ella, ciertas palmeras atrevidas.



Para muestra un botón. Este es el oasis de Midès, en el extremo suroeste del país (de hecho a menos de 10 kms de la frontera con Argelia). Aquí no se ven, pero sí que hay palmeras aunque insisto en que los oasis que vi son de montaña, así que esta foto os puede ayudaros para haceros una
idea de lo que es aquello. Porque yo me quedé “a las puertas” del Sahara (me llegué a adentrar 15 kms nada más), así que no puedo hablar por todo el desierto, evidentemente (cabe señalar que el guía nos dijo que no había oasis una vez entras del todo…).

Por cierto que esos 15 kms de ida y los 15 de vuelta me los hice a lomos de un dromedario (que no camello, que de eso no hay en Túnez) muy elegante cuyo nombre árabe me entró por un oído y me salió por el otro las 80 veces que me lo dijo Amor (el dueño). Al otro tunecino que nos acompañaba (Ahmed), por cierto, le dio por llamarme “chocolate” aunque, hasta el momento, no he averiguado por qué, jeje. Total, que el bicho en sí también es una experiencia y el dolor de culo y/o espalda que se te queda después (y del que aún no me he despedido) es majo, majo.



Además del Sahara, otra cosa que tienen en el sur son lagos salados atravesados por carreteras y caminos más bien precarios. Aquello también representa la nada más absoluta: kilómetros y kilómetros de paisaje casi diría que lunar (de acuerdo con mi imaginación, claro) y reluciente al sol (la sal, gorda ¡gorda!). Esto que veis aquí es Chott Jerid, el lago que une Tozeur y Douz (dos localidades que viven del desierto y ya, porque no hay más opciones).

Ah, se me ha olvidado contaros que la noche del viernes la pasé en un campamento del desierto y la verdad es que no hizo tanto frío como habíamos temido, aunque bueno, tampoco hizo tanto calor como nos habíamos esperado. Por 20 euros vas al desierto en dromedario, cenas (un cuscus casero que hmm, ¡cómo estaba!), duermes en el campamento, desayunas (mermelada de dátil, pan de arena y chamia [SÚPER bueno] incluidos) y regresas con el animal al hotel donde te puedes duchar tranquilamente y sacar fuerzas de no se sabe dónde para seguir tu camino. Además tiene un plus, y es que el propietario del hotel es un punto, jejeje. Descubrimos que ¡hasta en la guía lo destacaban como un personaje muy simpático!

En fin, han sido unas buenas vacaciones. Menos mal que regresamos el sábado porque un día más por allí habría sido matador y habría acabado con el sabor de boca (literal, creo que aún estoy mascando arena) del desierto.

¿Cuál será el próximo viaje?...

viernes, 14 de marzo de 2008

Centro de Túnez

Buenas, ya estoy aquí. “Solo” ha pasado un mes, nada más y nada menos. En este tiempo sí que ha habido novedades pero siguiendo el hilo de mis últimos comentarios, os cuento:

- los horarios de las mezquitas se rigen por la salida del sol y, a partir de ahí, cinco veces al día
- el presidente Bourguiba no solo permitió el aborto y la liberación femenina sino que, además, sentó de las bases de un estado musulmán laico. ¿Recordáis lo que ocurre cuando uno come o bebe por la calle en Túnez durante el Ramadán? Bueno, pues me han contado que uno de los discursos más famosos del fallecido presidente es uno que pronuncia durante el Ramadán a propósito del ámbito privado que debe abarcar la religión. Además de decir que seguir el Ramadán o no es una opción libre de cada uno, ¡¡se bebió un vaso de agua!! Sí, ya sé que no parece para tanto, pero, en pleno Ramadán, lo es. Menudo hombre debió ser este Bourguiba.
Dicho esto, paso a relatar algunas de las cosas que he visto en este tiempo.

Por un lado, El Jem. Se trata de una ciudad de hace mil años y un día que cuenta con la reliquia romana mejor conservada de toda África: un anfiteatro del siglo III. Es cierto que se mantiene muy bien, y eso que, según me han contado, la mitad del anfiteatro la destruyeron los nazis (en la foto se aprecia perfectamente la diferencia entre lo reconstruido y lo natural). Está claro que el Coliseo de Roma es más impresionante, pero por dentro, desde luego, no es mejor que El Jem.




También he visitado Kairouan, una ciudad que además de antigua es Patrimonio de la Humanidad desde el 88. Allí visité la Gran Mezquita, un centro de peregrinación muy importante para los musulmanes (dicen que venir aquí siete veces equivale a una peregrinación a La Meca) y la Mezquita de las Tres Puertas (una para hombres, otra para mujeres y otra para niños). Lo mejor del asunto es que aunque no podemos entrar a la sala de oraciones, podemos verla (fotos en mi espacio) y he de decir que tiene su punto (con las alfombras, las lámparas gigantes y el mihrab (el portal pintado en la pared que indica la dirección a La Meca). Por otra parte, la medina de Kairouan es una de las mejor conservadas del país, así que está muy bien visitarla, aunque sea rápidamente.


Por último, comentar la visita a Monastir (ciudad del litoral turístico donde se puede visitar el mausoleo de Bourguiba) y a Oudna (Uthina). Se trata, de nuevo, de un emplazamiento romano de los tiempos de Augusto (este país está LLENO de ruinas romanas) que, de nuevo, vuelve a estar bien conservado (¿influirá el hecho de que no es muy conocido?). Lo mejor del lugar son las columnas que aún quedan de un templo a Júpiter (tremendas). Ah, lo que más llama la atención es, quizás, el paisaje: muy verde y con un aire a Italia bastante sorprendente (fotos en mi espacio).

En fin, guardo fuerzas para contaros el viaje al desierto de la semana que viene. Me voy cuatro días prácticamente enteros, así que ¡¡a ver qué tal!!