Bueno, bueno, parecía que no pero ya nos vamos acercando al final de esta aventura. No obstante, aún es pronto para hacer balance así que es mejor que me centre en los últimos días.
Si habéis echado un vistazo a mi espacio habréis visto un nuevo álbum titulado “Shanghai” donde he recopilado algunas de las mejores fotos de este fin de semana. La verdad es que Pekín y Shanghai son dos ciudades completamente ajenas la una a la otra. Mientras que Pekín cuenta con un metro insuficiente y un paisaje más bien nankan, Shanghai disfruta de una arquitectura rica (herencia de la época colonialista) y de unas muy buenas comunicaciones. Por supuesto, no tiene ni la mitad de cosas interesantes que visitar que Pekín pero, qué queréis que os diga, me quedo con Shanghai. Además, tuvimos la suerte de dormir en un albergue en pleno centro de la ciudad desde donde pudimos ir andando a prácticamente todos los sitios.
Si habéis echado un vistazo a mi espacio habréis visto un nuevo álbum titulado “Shanghai” donde he recopilado algunas de las mejores fotos de este fin de semana. La verdad es que Pekín y Shanghai son dos ciudades completamente ajenas la una a la otra. Mientras que Pekín cuenta con un metro insuficiente y un paisaje más bien nankan, Shanghai disfruta de una arquitectura rica (herencia de la época colonialista) y de unas muy buenas comunicaciones. Por supuesto, no tiene ni la mitad de cosas interesantes que visitar que Pekín pero, qué queréis que os diga, me quedo con Shanghai. Además, tuvimos la suerte de dormir en un albergue en pleno centro de la ciudad desde donde pudimos ir andando a prácticamente todos los sitios.
El viernes lo dedicamos a ver la Ciudad Antigua donde se encuentra el Parque Yuyuan (jardines y más jardines, aunque merece mucho la pena), el Bazar Yuyuan (muy pero que muy bonito), la Concesión Francesa, Nanjing Lu (la calle comercial por excelencia, asiática hasta decir basta [luces por todos los sitios]), la Plaza del Pueblo y el Parque del Pueblo. Para poner punto final al día lo completamos tomando un par de copas en un club de blues (Cotton Club) donde, aparte de clavarnos el precio europeo (y no el estándar precisamente), nos relajamos un rato antes de irnos a dormir. Y es que al día siguiente, sábado, nos marchamos a Suzhou, una zona conocida como la Venecia china.
Personalmente creo que se trata de un sitio bonito y agradable aunque no sé hasta qué punto es merecedor de tal calificativo. También es cierto que yo misma no he estado en Venecia así que no puedo comparar pero bueno.
Lo más reseñable de la excursión a Suzhou fue, sin ninguna duda, un altercado con unos taxistas ilegales. Hasta ahora nos habían salido siempre bien pero está visto que sobrepasamos el cupo y ya nos tocaba la mala experiencia así que tras mucho discutir y agradecer la intervención de un policía local logramos continuar con el día sin que los señores de turno nos aguaran la excursión.
Así que, como decía, visitamos Suzhou y otro pueblecito cercano (Zhouzhuang) donde vimos escenas como la de la foto de la izquierda.
Por último el domingo paseamos por el Bund (seguramente la calle más famosa de Shanghai) hasta llegar a uno de los hoteles Hyatt de la ciudad donde pudimos desayunar contemplando las vistas de la ciudad desde una altura de 30 pisos. No contentas con eso cruzamos a Pudong (el barrio que se ve a la izquierda) a través del túnel turístico (muy ridículo; una de las visitas a obviar la próxima vez) y tras pasear por los alrededores de la Torre de la Perla (la más alta que se ve en la foto, que no en la ciudad), comimos en uno de los mejores hoteles del mundo (Shang-ri la) a nivel de restaurante medio europeo. Es decir, un lujazo poder comer esa maravilla por menos de 30 euros.
Sobra decir que en Europa no podríamos permitirnos ni el desayuno…
Sobra decir que en Europa no podríamos permitirnos ni el desayuno…
Aparte de la visita a Shanghai, la semana pasada pude disfrutar de la experiencia de la peluquería china: lavar, masajear (cabeza, cuello, hombros y brazos), cortar y peinar por 2 euros. Ay, ¡¡qué gusto!! Jaja Seguro que a más de una (y de uno) se le ponen los dientes largos… No, fuera de bromas. Si alguien se pasa por China que no se marche sin pasar por la peluquería. Merece la pena solo por ver el tiento con el que te lavan la cabeza sin derramar ni una sola gota (y eso que no estás con la cabeza en una pila, como en España, sino sentada normal en un sillón).
Ah, y también vi El último emperador de Bernardo Bertolucci. No es china lo que se dice china pero refleja muy bien la historia reciente del país. Además, siempre hace ilusión ver en la pantalla lugares en los que ya has estado, ¿no creéis?
1 comentario:
Hola cielo veo que ya se a pasado lo de la gastroenteritis ,aquí estuvieron un poco preocupados ,sobre todo por no poder hablar contigo pero bueno todo solucionado ,no me extraña que se te pase el tiempo volando porque si yo disfruto leyendo tus comentarios cuanto mes disfrutaras tu viviéndolos muchos be-sitos Tonia
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